La evolución del ser humano. ¿Estamos preparados para correr?

¿Estamos preparados para correr?

¿Estamos preparados para correr?

¿Qué opinas? Yo creo que SÍ, sin duda, y de manera significativa.

¿Correr es solo una moda o es algo que ya está presente en los genes del ser humano?

El ser humano posee una serie de atributos anatómicos y fisiológicos que no están presentes en ningún otro primate, lo que lo convierte en un corredor natural.

Existen diferentes estudios, especialmente los de Daniel Lieberman, que indican que los humanos dependían de sus habilidades físicas para realizar todas las tareas diarias, como cazar (a animales más grandes que ellos), pescar, sembrar, moverse entre estaciones e incluso huir. ¿Crees que correr no formaba parte de estas tareas y no era algo intrínseco del ser humano? No es que quisiéramos correr, ¡sino que debíamos hacerlo!

La evolución del ser humano

El ser humano evolucionó desde los primates hasta lo que somos hoy en día gracias a la necesidad de cazar, lo que implicaba recorrer largas distancias corriendo para seguir a sus presas. Esta teoría desafía la hipótesis más aceptada, que indica que correr es solo una consecuencia de la habilidad humana de caminar.

La teoría clásica propone que los homínidos comenzaron a caminar erguidos para tener una mejor visibilidad en la vasta sabana. Las altas hierbas secas no permitían ver el horizonte, por lo que los guardianes y cazadores de las tribus empezaron a erguirse para obtener una mejor perspectiva. La selección natural favoreció a quienes lo hacían y, a lo largo de millones de años, las características anatómicas fueron cambiando hasta desarrollar un diseño corporal adaptado para caminar.

Correr permitía a los homínidos cazar. Antes de que nuestros ancestros desarrollaran herramientas como arcos, flechas, redes o lanzas, no podían obtener carne de otra forma que no fuera corriendo, usando astucia y habilidad. Correr proporcionó a los humanos un suministro esencial de nutrientes, como grasas animales y proteínas, que fueron clave para el crecimiento de su cerebro.

Pero, ¿por qué eligieron correr si es más costoso energéticamente, menos seguro y más difícil que caminar? La respuesta radica en la ventaja evolutiva que esto les brindaba: no se trataba de correr a grandes velocidades, ya que el humano no es un mamífero rápido, sino de recorrer largas distancias a un ritmo constante.

¿Qué capacidades anatómicas y fisiológicas hacen del ser humano un corredor natural?

– Tenemos una gran movilidad articular en tobillos, rodillas, caderas, etc., lo que nos permite los rangos de movimiento necesarios para correr.

– Poseemos tendones y ligamentos diseñados para actuar como bandas elásticas mientras corremos, almacenando y liberando energía en cada zancada. Ejemplos clave son el tendón de Aquiles y el arco longitudinal del pie, protagonistas en la absorción y liberación de energía. Por eso es fundamental permitir que nuestros pies trabajen de forma natural y no cubrirlos con capas excesivas de amortiguación que interfieren con su funcionamiento.

– Nuestros pies son más pequeños y ligeros en relación con nuestras piernas, lo que reduce el peso que se mueve en cada zancada. Prueba correr con zapatillas pesadas durante 3 minutos y luego intenta con las más ligeras que tengas, notarás la diferencia.

– Un estudio publicado en la revista Journal of Experimental Biology expone que los dedos más cortos del pie humano aumentan la eficiencia de la carrera, en comparación con los pies de animales con dedos proporcionalmente más largos y diseñados para funciones prensiles. Aumentar el tamaño del pie solo un 20% duplica el esfuerzo mecánico necesario para correr.

Atributos de equilibrio y estabilización

Correr implica mayor inestabilidad que caminar, ya que pasamos de un pie al otro constantemente. Para compensar esto, el cuerpo humano ha desarrollado mecanismos de estabilización clave:

– Glúteos desarrollados, especialmente el glúteo mayor, que estabiliza el tronco y la postura mientras corremos, preparándose para la siguiente zancada.

– Músculos como el glúteo medio y mínimo ayudan a estabilizar las caderas y el torso.

– La relación entre piernas y brazos, con una cintura más estrecha y hombros más anchos, permite un balanceo natural que mantiene la estabilidad del cuerpo en movimiento.

Adaptación esquelética

Correr es una actividad de impacto que genera fuerzas de entre 2 y 3 veces el peso del cuerpo en cada zancada. Para resistir este impacto, el cuerpo ha desarrollado mecanismos de absorción de fuerzas:

– Una gran capacidad articular que permite disipar las cargas a lo largo de toda la cadena muscular.

– Articulaciones más grandes en rodillas, caderas y vértebras que distribuyen mejor el peso y reducen la sobrecarga en un solo punto.

Adaptación térmica

Una de las adaptaciones más importantes que permite al ser humano ser un corredor de larga distancia es su eficiente sistema de regulación térmica:

– La capacidad de sudar y la falta de vello corporal permiten disipar mejor el calor corporal que cualquier otro animal. Gracias a esto, el ser humano, sin ser más rápido que una gacela, es capaz de superarla en resistencia en largas distancias.

En resumen

Todos estos atributos y adaptaciones hacen del ser humano una máquina perfecta para correr. Sin embargo, correr ya no es una necesidad en la mayoría de las sociedades modernas, sino un pasatiempo. Aunque muchos corredores modernos sufren lesiones, la causa no es la incapacidad del cuerpo humano para correr largas distancias, sino la falta de adaptación progresiva y el uso de calzado que interfiere con la mecánica natural del pie.

¿Queremos ignorar millones de años de evolución con el calzado actual, que solo ha evolucionado en los últimos 40 años? ¿Realmente creemos ser más inteligentes que nuestra propia evolución?

“Cuando comparamos el tamaño y desarrollo muscular de las piernas del ser humano en proporción con el de cualquier animal más rápido, podemos entender que solo Dios sabe cuántos miles de años el hombre ha tenido que ser un corredor de larga distancia, mucho más competente que la mayoría de los animales. Dado que ese tamaño y desarrollo aún se mantienen, entonces es seguro que la habilidad sigue allí, solo que latente y puede ser más o menos desarrollada en cualquier momento.”

Arthur Newton – «Running» (1935)

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Escrito por Fisio La Vall del Corb en la web de HommoSandals Pirineo

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